Europa constata el parón económico, con seis países en contracción al cierre de 2022

Europa constata el parón económico, con seis países en contracción al cierre de 2022

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  • CRISIS/ La economía europea se desaceleró con fuerza en el cuarto trimestre del año pasado, con un alza del PIB de apenas el 0,1% en la zona euro, con países como Alemania, Italia y Austria en contracción,lo que augura un difícil arranque en 2023.

J. Díaz. Madrid

La economía europea se debate entre la esperanza de una crisis más suave de lo que se preveía semanas atrás y el temor a que la realidad, siempre tozuda, agrie ese giro en las expectativas ante unos datos que, si bien han empezado a mostrar síntomas de mejoría, siguen deparando sorpresas negativas. Entre ellas, el tropiezo de Alemania en el cuarto trimestre, con una contracción del PIB del 0,2%, en lugar del estancamiento que se había anticipado, situando a la locomotora germana al filo de la recesión técnica si se cumplen los pronósticos de una nueva caída en este primer trimestre. El resbalón germano, cuya economía representa alrededor del 20% del PIB de la UE, nubla el horizonte a corto plazo en la región, porque si Alemania estornuda, toda Europa se resfría. Así lo muestran los datos de Eurostat, que ayer corroboró el frenazo económico de la región en el cuarto trimestre de 2022, con un anémico crecimiento del 0,1% en la zona euro y del 0% en el conjunto de la Unión Europea.

La palabra es estancamiento y ello a pesar de que el dato promedio está edulcorado por el fuerte crecimiento registrado por Irlanda, un 3,5% trimestral, a lomos de las numerosas multinacionales instaladas en la isla por sus ventajas fiscales. Aunque ese dato es suficiente para aportar algunas centésimas al crecimiento global y maquillar así tibiamente un cierre de año aciago (el peso de Irlanda en el PIB europeo no es muy grande), no lo es para ocultar el mal de fondo que aqueja a la eurozona por la crisis energética, la guerra en Ucrania y la tormenta inflacionista. “Hay muchos indicios de que la zona euro experimentará un periodo de debilidad durante el invierno”, advirtió ayer Martin Moryson, economista jefe de la firma de inversión alemana DWS.

Según los datos preliminares avanzados ayer por la oficina estadística europea, que recogen las cifras de una docena de países (aún son varios los que no han presentado su contabilidad nacional), el bloque comunitario habría logrado esquivar por la mínima la entrada en contracción, antesala de la temida recesión técnica, riesgo que en las últimas semanas se ha mitigado, pero no ha desaparecido. De hecho, de los doce países de los que se disponen datos, seis dieron carpetazo a 2022 con caídas de PIB, dejando patente el fuerte enfriamiento sufrido por la actividad, sobre todo a partir de la segunda mitad del año, y augurando un complicado arranque en 2023.

Lituania, país báltico cuya economía presenta una de las tasas de inflación más altas de toda Europa (un 20% en diciembre) y cuyo sector turístico se ha resentido de la proximidad de la guerra en Ucrania, encabeza el ránking de caídas, con una contracción del PIB del 1,7% trimestral tras haber crecido en los tres trimestres anteriores. Le siguen Austria, con un retroceso del 0,7%; Suecia, con una caída del 0,6%; Chequia (0,3%); Alemania (0,2%) e Italia (0,1%). Esto es, de las cuatro grandes economías del euro, dos se encuentran ya en contracción, mientras que Francia ha logrado eludirla con un raquítico avance del 0,1% y España, con un alza, también exigua, del 0,2%.

Debilidad del consumo

Todas ellas presentan un denominador común: el pinchazo de la demanda interna, con especial énfasis en la caída del consumo de las familias, apisonado por los elevados precios energéticos y de la cesta de la compra; la incertidumbre y desconfianza generadas por la guerra en Ucrania, y el súbito incremento de los tipos de interés, que han encarecido la financiación de empresas y hogares. Así, por ejemplo, el consumo de los hogares cayó un 0,9% en Francia en el cuarto trimestre, arrastrando su demanda interna a una aportación negativa del 0,2% tras haber crecido un 0,9% en el tercero, mientras que Alemania también puso el acento en el gasto de las familias, “que había sostenido a la economía alemana” entre enero y septiembre y que en el cuarto trimestre “fue menor que en el anterior”, señaló el lunes Destatis, la oficina estadística alemana.

España no fue una excepción. Pese a crecer por encima de la media europea, los datos publicados la semana pasada por el INE constataron también su acusada desaceleración en la recta final del año pasado, con un desplome del 1,8% del gasto en consumo final de los hogares y una caída del 0,9% de la demanda nacional.

En el conjunto del año, la estimación preliminar de Eurostat arroja un crecimiento del PIB del 3,5% en la zona euro y del 3,6% en la UE, datos empañados por una tendencia que ha ido de más a mucho menos a lo largo del año.

Las cifras trimestrales de las principales economías europeas ponen sobre el tapete el delicado momento que atraviesa el Viejo Continente. Y aunque muchos expertos creen ahora que el riesgo de recesión se ha atemperado, éste sigue existiendo. Moody’s Analytics, que calificó ayer el último tramo de 2022 de “trimestre horrible” para la economía del euro y aseguró que el PIB se habría estancado de no ser “por los datos irlandeses inflados”, anticipa que “el crecimiento se volverá negativo en el primer trimestre debido a las persistentes presiones inflacionarias y los tipos de interés”, señaló ayer Kamil Kovar, economista senior de la firma, quien añadió que, a partir de ese momento, “la recuperación será mediocre”. Un diagnóstico en el que coinciden en buena medida los analistas de S&P Global, que la semana pasada alertaron de que “la región aún no está de ningún modo libre de dificultades”. Aunque los índices PMI más recientes muestran señales alentadoras (la actividad en la eurozona retornó en enero al territorio del crecimiento tras seis meses en contracción), ese avance está siendo tan titubeante que “no debe descartarse la posibilidad de una nueva caída en territorio de contracción”, avisó S&P.

Sus advertencias están en línea con la de otros expertos (bancos de inversión, agencias de ráting, gestoras de activos…), que alertan de que, aunque logre eludirse la recesión, Europa sufrirá una fase de claro enfriamiento, con crecimientos en la región próximos a cero en muchos casos, y en la que los esfuerzos del BCE para contener el azote inflacionista, que ejerce cada vez mayor presión sobre los salarios, puede cobrarse su principal víctima en la creación de empleo. Ante una inflación que, pese a haberse moderado en los últimos dos meses, sigue estando en cotas inasumibles (9,2% en diciembre) para unas economías prácticamente estancadas (el fantasma de la estanflación se hace cada vez más corpóreo), el BCE subirá previsiblemente este jueves en otro medio punto los tipos de interés, hasta auparlos al 3%. Una vuelta de tuerca en el endurecimiento de las condiciones de financiación que puede agudizar la debilidad económica que ya sufre el Viejo Continente.

  • Expansión
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