El Banco de España desmonta las cuentas del Gobierno: el PIB solo crecerá un 1,4% en 2023

El Banco de España desmonta las cuentas del Gobierno: el PIB solo crecerá un 1,4% en 2023

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  • TIJERETAZO/ El supervisor reduce a la mitad su estimación de crecimiento para el año que viene y la sitúa siete décimas por debajo del 2,1% que defiende el Ejecutivo, y alerta de la “significativa” desaceleración de la actividad en el tercer trimestre.

J. Díaz. Madrid

Jarro de agua helada del Banco de España al cuadro macro que acompaña el proyecto de Presupuestos para 2023 y que amenaza con convertir en papel mojado las cuentas públicas para el año que viene. El supervisor revisó ayer sus proyecciones económicas para los próximos ejercicios, repartiendo cal y arena, pero dejando claro que la economía española se enfría, y rápido. Si bien elevó el pronóstico de crecimiento para este año hasta el 4,5% (básicamente por el ajuste al alza del dato de PIB del segundo trimestre), cuatro décimas por encima de lo que estimaba en junio e incluso una décima más optimista que el propio Gobierno (4,4%), su proyección para 2023 arroja un tijeretazo considerable: un alza del PIB de apenas el 1,4%. Es la mitad de lo que vaticinaba hace tres meses (2,8%) y 7 décimas menos de lo que defiende el equipo que dirige Nadia Calviño en su cuadro macro (2,1%).

Es una fuerte desviación que apunta a que la desaceleración es más aguda de lo que admite el Ejecutivo. Y que evidencia que la premisa de la que parte el borrador de las cuentas se habría visto ya superada por los acontecimientos nada más nacer, con una previsión de crecimiento que podría ser significativamente menor y que aleja, una vez más, la recuperación de los niveles de PIB pre-Covid, que el supervisor sitúa ahora en el primer trimestre de 2024. España sigue 2,2 puntos por debajo del producto interior bruto de 2019, cuando la mayoría de economías europeas hace tiempo que retornó a la casilla de salida. Todo ello en un contexto en el que los fondos europeos siguen llegando a la economía real con más lentitud de la esperada (unos 12.000 millones de euros en 2022 y otros 15.000 millones en 2023), según las estimaciones del organismo que gobierna Pablo Hernández de Cos.

Revisiones a la baja

El Banco de España se alinea así con otros organismos económicos que también han aplicado la tijera a sus previsiones para 2023, como la Airef o la OCDE, que prevén que España crezca apenas un 1,5% el año que viene en medio de la tormenta desatada por el shock inflacionista y la crisis energética agravada por la guerra en Ucrania, que han provocado una espesa niebla de incertidumbre y la pérdida de confianza entre los agentes económicos. En este contexto, Europa camina hacia la recesión y España, en principio, hacia un fuerte enfriamiento, aunque ya hay servicios de análisis, como BBVA Research, que no descartan la entrada en contracción en este tercer trimestre. El Banco de España no llega a tanto, pero prevé que el PIB solo crezca un 0,1% en el tercer trimestre, fruto de la “significativa” desaceleración de la actividad, que ya se deja notar en la pérdida de fuelle en la creación de empleo, a pesar del buen comportamiento del sector turístico, donde la temporada estival “ha superado las expectativas”. Sin embargo, a juicio del supervisor, eso no será suficiente para compensar la debilidad del consumo, el deterioro de la confianza, el menor vigor del mercado laboral o las perspectivas de una caída de la facturación empresarial.

Inflación “persistente”

En este contexto, el gran talón de Aquiles sigue siendo la espiral de los precios, un peligroso y “persistente” enemigo que ha obligado al Banco de España a elevar sustancialmente sus pronósticos de inflación para este año y el que viene. Así, el supervisor prevé ahora un IPC medio armonizado del 8,7% en 2022 (frente al 7,2% que preveía en junio) y del 5,6% en 2023 (vs el 2,6% anterior). No será hasta 2024 cuando los precios se desinflen de forma significativa, hasta niveles del 1,9%, siempre eso sí que no se agudice la crisis energética, se contengan los precios de las materias primas y no se produzcan efectos de segunda ronda por el contagio del alza de precios a los salarios, contagio que de momento no percibe el supervisor. La institución admite que en nuestro país las tasas de inflación “serían aún mayores que las actuales de no ser por algunas de las medidas desplegadas por las autoridades”, en alusión, por ejemplo, a la excepción ibérica, que habrían evitado una inflación tres puntos mayor en agosto (fue del 10,5%). Es decir, sin el tope a los precios del gas, la bajada del IVA de los impuestos especiales de la electricidad o las ayudas a los carburantes, la inflación se habría disparado hasta el 13,5% ese mes.

Menor consumo privado

El pinchazo económico de 2023 vendrá de la mano del menor consumo privado ante el fuerte castigo que el alza de los precios está infligiendo a las familias, pulverizando su poder adquisitivo. A la caída de la renta real se suma el deterioro de la confianza de los hogares y el endurecimiento de las condiciones financieras por las alzas de tipos del BCE. El Banco de España estima que el consumo privado solo crecerá un 1,3% el año que viene, en línea con el pronóstico del Gobierno pero muy lejos del 4,9% que auguraba en junio, privando así a la economía española de uno de sus principales motores de crecimiento. De hecho, el consumo privado sigue todavía 6,4 puntos por debajo de los niveles prepandemia. La inversión también perderá gas, con un alza del 1,7% frente al 2,1% estimado hace tres meses y el consumo público se estancará (0,0%), en contraste con el 0,4% que prevé el Ejecutivo.

De este modo, la demanda nacional apenas aportará 0,9 puntos al crecimiento, muy lejos del 3,2% proyectado meses atrás. La buena noticia es que la demanda externa compensará en parte ese frenazo, con una contribución del 0,5% en contraste con el 0,4% estimado en junio, espoleada por el impulso de las exportaciones (4% vs el 2,9%) y un menor crecimiento de las importaciones. Aun así, el alza de las ventas al exterior calculado por el supervisor está muy por debajo del 7,3% que vaticina el Gobierno de Pedro Sánchez.

Ante el enfriamiento de la actividad, el empleo en horas trabajadas solo crecerá un 0,8% en 2023, casi la mitad de lo augurado en junio, aunque por encima del 0,6% que prevé el Ejecutivo, y dejará la tasa de paro en el 12,9%, siete décimas superior al dato del Gobierno (12,2%).

Pese a las medidas de gasto y a la prevista desviación del crecimiento, el Banco de España cree que el déficit público se reducirá hasta el 4% en 2023 (frente al 4,5% proyectado con anterioridad) bajo el influjo de una recaudación que seguirá propulsada por la escalada inflacionista y “los gravámenes temporales sobre el sector energético y las entidades de crédito”.

Y también ha revisado a la baja los niveles de endeudamiento público, que sitúa en el 110,7% del PIB en 2023, aunque esto se debe, esencialmente, al incremento del PIB nominal y a la mejora del saldo primario; esto es, a la reducción del déficit inducida por los mayores ingresos tributarios.

  • Expansión
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