• Es una bofetada para los agricultores cordobeses
• Una sequía para disgusto de todos en Córdoba
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El pasado 24 de enero, el Gobierno de España aprobó los Planes Hidrológicos que marcarán la gestión del agua hasta 2027 y, en el caso del Guadalquivir, lamentamos los acuerdos adoptados porque en nada benefician a la provincia de Córdoba y continúa la infradotación de regadío que tiene Córdoba frente a otras provincias que, a pesar de ser la que más agua almacena, es la que menos riego tiene.

El nuevo plan del agua sigue siendo una bofetada para los agricultores cordobeses teniendo en cuenta que no se contempla ninguna actuación de las demandas y además se pierden 100 hectómetros cúbicos para nuestra provincia.

En absoluto se ha contemplado ninguna de las alegaciones presentadas por Asaja Córdoba, y que no fueron pocas, centradas fundamentalmente en la ampliación y mejora de los riegos en Córdoba. Lamentamos, por tanto, este acuerdo que, por supuesto, lo reprobamos rotundamente porque supone un claro perjuicio para nuestro sector y el campo cordobés.

Y es que se dejan de lado demandas históricas como poner en Córdoba un mínimo de 150.000 hectáreas de olivar en riego a razón de 1.500 metros cúbicos por hectárea con los 228 hectómetros cúbicos no utilizados en la provincia del Plan Hidrológico anterior.

También, es prioritaria la finalización de la zona regable del Genil-Cabra, según estaba prevista, por lo que desde Asaja se considera positivo que en el Plan se contemplara la ampliación de 23.950 hectáreas a 31.250 hectáreas, pero manteniendo las dotaciones de agua originales y aprobadas en su día para esta zona regable, y no con una inaceptable reducción para todos los comuneros, los actuales y futuros, lo cual contraviene la normativa por la cual se creo está zona regable.

Además de ello, debería también autorizarse la ampliación del Genil-Cabra en la margen derecha del canal, lo cual tampoco se incluye en el Plan. Desde Asaja, se solicitó también la modernización de los riegos con toma directa del Guadalquivir y que se realizaran nuevos riegos en el Guadajoz, que ya estaban previstos en el plan hidrológico, así como terminar su regularización.

Por otro lado, tenemos que lamentar cómo sigue yendo mucha agua al mar durante diferentes épocas del año y, ante ello, deberían permitirse bombeos directos a balsas de aguas de escorrentía invernales, además de eliminar las trabas a la construcción de balsas y microembalses; en muchos casos por la falta de coordinación entre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y las consejerías competentes en agricultura y medio ambiente. Un claro ejemplo de ello, son los riegos de Jauja, a los que la CHG les deniega la posibilidad de hacer una balsa con medios propios y bombear aguas de escorrentía del Genil, aguas que se pierden al mar, lo cual es un sinsentido.

Tampoco recoge el plan quitar las limitaciones al uso de aguas regeneradas, lo cual frena la inversión y la generación de riqueza, así como permitir permisos para su uso y permitir el uso de aguas subterráneas de pozos, agilizando su tramitación

Para más impedimentos, el nuevo plan hidrológico aumenta las distancias mínimas entre nuevos aprovechamientos de menos de 7.000 metros cúbicos, endureciendo así las condiciones para poder hacer un pozo y legalizarlo. Esto supone un grave perjuicio a los titulares de explotaciones agrarias para los cuales las aguas subterráneas pueden suponer un factor muy importante para obtener la rentabilidad en ellas.

Muy importantes para el campo son también las autorizaciones de microembalses y balsas para el abastecimiento de agua para el ganado, así como solucionar el problema del tapón salino que con 150 millones de euros estaría resuelto y se liberarían otros cerca de 100 hectómetros cúbicos, pero nada de esto se recoge en el documento aprobado por el Consejo de Ministros, a pesar de que hay datos contundentes que demuestran que estas necesidades pueden convertirse en realidad ya que Córdoba tiene una infradotación de regadío muy notable frente a otras provincias, pero nuestra provincia pasa a ser, una vez más, la gran dejada y olvidada dentro de proyectos y actuaciones tan necesarios como los que demandamos.

Y es que, hay que tener en cuenta que Córdoba es la provincia de la cuenca del Guadalquivir que más agua almacena (un 49,55%) y la que menos riegos tiene (sólo un 16,83%). Por ejemplo, es la provincia que menos porcentaje de olivar en riego tiene en esta cuenca (sólo un 14,39%) a pesar de ser la segunda en superficie de olivar.

Además, en la provincia, por diferentes motivos y, según datos de la Consejería de Agricultura, se han dejado de usar desde los años 90 o no se han asignado dotaciones previstas en el Plan Hidrológico, un mínimo de 228 hectómetros cúbicos, mientras que en otras provincias se han ido incrementando los regadíos desde esas fechas.

Tampoco se puede olvidar que en esta Cuenca del Guadalquivir hay unas importantes zonas ganaderas en la sierra que, a veces, tienen problemas muy serios de abastecimiento de agua para el ganado, que podrían solucionarse con autorizaciones de microembalses y balsas de un volumen mínimo, que no se permiten actualmente al estar en cauces públicos, o facilitando la realización de pozos, que tampoco se autorizan.

Asimismo, y de forma paralela a solucionar la falta de agua para el ganado desde La Colada, para el que sólo son necesarios 4 hectómetros cúbicos, planteamos que en la Cuenca del Guadiana quedarían disponibles muchos hectómetros cúbicos de ese embalse que permitiría dotar una cantidad importante de agua para riego en esa zona, que tanto bien haría a la comarca de Los Pedroches.

Por tanto, en Asaja Córdoba afirmamos que, mientras tanto, y hasta que no se atiendan las peticiones de Córdoba, debería paralizarse el trasvase desde el pantano de Iznájar a otras zonas.

• Fuente: Abc