Los ecologistas recuerdan que el desarrollo urbanístico se apoya en un Plan General de Ordenación Urbana que data de 1990 y que, según denuncian, “no ha pasado por ninguna evaluación ambiental estratégica”. El documento ya ha sido remitido a la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, responsable ahora de su evaluación ambiental y Agaden teme que el visto bueno autonómico llegue más por “criterios políticos, debido a la coincidencia de signo político entre Ayuntamiento y Junta, que por razones técnicas”.
Los conservacionistas indican que el proyecto afectaría a una zona especialmente sensible, integrada dentro de la Red Natura 2000 y del Parque Natural del Estrecho, con ecosistemas clave como humedales, dunas costeras y rutas de aves migratorias. Los ecologistas alertan de los efectos irreversibles que tendría este nuevo desarrollo urbanístico sobre los hábitats, la biodiversidad, el paisaje y el principal atractivo turístico de Tarifa: su entorno natural.
Además, critican que el planeamiento no considera aspectos esenciales como el riesgo de inundación de la zona, la disponibilidad de recursos hídricos, la capacidad de gestión de servicios municipales o la presión acumulada de otras actuaciones urbanísticas recientes.
Desde Agaden denuncian que la desestimación masiva de alegaciones demuestra un “desprecio a la participación ciudadana” y convierte el trámite de información pública en un mero formalismo. Insisten en que el modelo que se pretende implantar responde a intereses ligados al turismo masivo y la segunda residencia, muy alejado de las necesidades reales de vivienda del municipio.
La organización exige la retirada inmediata del proyecto, la declaración de una moratoria urbanística en el municipio y una revisión completa del PGOU de Tarifa para adaptarlo a la legislación ambiental actual. Anuncian que seguirán ejerciendo su derecho a la oposición activa, sin descartar acciones judiciales, y hacen un llamamiento a la movilización ciudadana para proteger el litoral tarifeño. “Es el recurso más valioso que tiene Tarifa. No podemos permitir que se destruya por un modelo urbanístico del pasado que no tiene cabida en la crisis climática actual”, concluyen los ecologistas.