Cádiz: Cádiz no puede perder el rumbo en la peatonalización de la ciudad

Cádiz: Cádiz no puede perder el rumbo en la peatonalización de la ciudad

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  • El retraso en la puesta en marcha de la ZBE choca con la apuesta por la sostenibilidad urbana en las últimas décadas
  • El desarrollo de la capital en esta materia tampoco puede dejar a un lado a los barrios de extramuros

 

No da buena imagen que te den un tirón de orejas, como le acaba de pasar al Ayuntamiento de Cádiz, por no cumplir con los mandatos de la Unión Europea en lo relacionado con la sostenibilidad de la ciudad. No vale que junto a nosotros, el ‘toque’ le haya llegado también a otro centenar más de ciudades del país, y más cuando hablamos de peatonalización.

Cádiz en estos casi cincuenta años de democracia municipal se había situado como una de las localidades españolas con un mayor porcentaje de vías peatonales, especialmente centradas en su casco histórico. En este tiempo se han cerrado al tráfico barrios enteros de la capital, y se han peatonalizado todas las grandes vías comerciales. A la vez, la reforma viaria ha ido acompañada por la instalación de un trazado de plataforma única, favoreciendo el paso de los peatonales al eliminarse las aceras estrechas propias de intramuros.

En este largo periodo de tiempo se han ejecutado por parte de los distintos gobiernos municipales, de todos los colores, apuestas arriesgadas que han sido un éxito, especialmente con la peatonalización de tres plazas referentes de la ciudad: Catedral, San Juan de Dios y España, a la vez que se han ido ampliando, también con eficacia, espacios públicos en otros recintos como Candelaria, Mina o Falla, entre otros.

La apuesta por el carril bici

A la vez, en la última década, se ha apostado por el carril bici. Rutas con unos 20 kilómetros de trazado. Siendo Cádiz una ciudad muy pequeña es una cifra más que notable, aunque todavía posible de incrementar, así como los estacionamientos para este modo de transporte limpio.

Nada de todo lo realizado en estas décadas ha provocado una quiebra en la ciudad. Ni económica ni social. El comercio no se ha hundido por el cierre de las calles al tráfico rodado. Todo lo contrario. Y los vecinos han vivido con normalidad, y con aceptación, este cambio físico en sus calles.

Más aún. Todo este proceso ha jugado un papel más que relevante en la modernización de la ciudad. Como otras grandes capitales europeas, la apuesta por espacios peatonales ha mejorado la movilidad de todos los ciudadanos, ha reducido la contaminación sonora y medioambiental y ha reforzado el carácter turístico de Cádiz que, aunque a algunos no guste, crea empleo y con ello riqueza.

Siguiendo las normas de la Unión Europea, el Gobierno central aprobó en 2021 la constitución de las Zonas de Bajas Emisiones en todas las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes: unas 150. El plan era limitar espacios urbanos al paso del tráfico rodado contaminante. Cada ciudad era libre de elegir este suelo.

El Ayuntamiento de Cádiz, entonces comandado por José María González, dio un paso decidido y no se quedó corto. Todo lo contrario. Fijó la ZBE para todo el casco antiguo de la ciudad, salvo la ronda de circunvalación. Suponía cerrar el proceso de peatonalización de intramuros iniciado casi cinco décadas atrás. Y también se fijó en Puerta Tierra, reforzando la peatonalización del tramo del Paseo Marítimo entre el Hotel Playa y Cortadura. Aquí decían los defensores del coche que el Paseo iba a hundirse, que los restaurantes iban a cerrar, que la gente no iba a ir más por allí. La realidad ha puesto a cada uno en su sitio.

La administración central impuso como plazo para la entrada en funcionamiento de las ZBE el año 2023. Europa, a su vez, aportó cuantiosos fondos a muchos ayuntamientos para financiar estas operaciones: cerca de 4 millones al de Cádiz. Sin embargo, la lentitud de las administraciones ha provocado un incumplimiento masivo del calendario.

El cambio de gobierno en nuestra ciudad, en mayo de 2023, no afectó al diseño de las ZBE. En aquel momento aún quedaba por concluir la elaboración de la ordenanza para su funcionamiento, así como la instalación de un sistema técnico muy complicado, a fin de controlar la entrada y salida de coches a esta zona. El Ayuntamiento de Bruno García quiso también sentarse con los colectivos ciudadanos directamente afectados para evitar conflictos.

Todo ello ha ido acumulando retraso más retraso. Se decía que en febrero se iba a abrir ya, en periodo de pruebas, la ZBE y, sin embargo, en estos días se ha aprobado la contratación el servicio de asistencia técnica para la redacción del proyecto técnico de la ZBE. Teniendo en cuenta que el plazo de ejecución es de siete meses, Cádiz se va de largo para cumplir plazos.

Visto este incumplimiento generalizado, el Ministerio de Transporte ha dado el último ultimátum a todos estos municipios incumplidores, incluido el de Cádiz: o ponen ya en marcha la ZBE (al cien por cien, sin plazo de aclimatación) o se quedan sin las subvenciones que reciben para financiar el transporte urbano público.

Mucho va a tener que correr el Ayuntamiento de Cádiz si no quiere quedarse sin este dinero. E incluso puede correr el riesgo de perder los millones otorgados por la UE para financiar las ZBE. Sería lamentable, especialmente si recordamos que durante el gobierno de Teófila Martínez, el Ayuntamiento de Cádiz fue premiado por la UE con fondos extras al ser uno de los municipios europeos que mejor cumplían no solo con el calendario de ejecución de las obras subvencionadas, sino también con el gasto previsto.

Por todo ello, la apuesta por una ciudad más moderna, metida en el siglo XXI y cada vez más lejos del modelo urbano del siglo XX, queda ahora dañada por las dudas que surgen en el desarrollo de la Zona de Bajas Emisiones.

Calles peatonales en Puerta Tierra

Pero no podemos limitarnos, como ciudad, a circunscribir la peatonalización a intramuros. Cádiz también vive en Puerta Tierra, donde existen zonas que por su configuración urbana, con grandes edificios levantados a pie de calles estrechas durante la expansión de los años 60 y 70 del pasado siglo, hay una saturación de tráfico exagerada.

Ya el actual gobierno dio un susto al poco de llegar a San Juan de Dios al paralizar la semipeatonalización de la avenida de Portugal aprobada en la etapa de Martín Vila como edil de Urbanismo.

Esta estrecha vía, con una alta densidad de circulación rodada frente a un acerado muy estrecho para los peatones, ya tiene un menor valor en las conexiones transversales de extramuros con la apertura de la totalidad de la avenida de la Constitución. Aun así, el PP siguió valorando que era importante para el tráfico… hasta que cambió de opinión. Ahora se está a la espera de que comiencen las obras para instalar una plataforma única que se hará junto a Aguas de Cádiz.

Si aquí sí se avanza en el buen sentido, las dudas se mantienen en la falta de la apuesta por la peatonalización de Marianista Cubillo: una calle sin comercios y con un único edificio residencial frente a la presencia del IES Drago. Y también la necesidad de extender la peatonalización a otras vías de Puerta Tierra. Ahí está la Segunda Aguada, una de las zonas con mayor densidad de población en todo el país, y con una vía aún sobrecargada de tráfico cuando a escasos metros tiene la avenida de la Sanidad Pública. La Laguna también es un barrio que necesita un cierto desahogo ante tanto coche, tanto edificio en altura y tanta calle con acerado estrecho.

También se ha parado el proyecto, aprobado por el anterior Ayuntamiento, de crear espacios peatonales en las inmediaciones de determinados colegios de la ciudad, tanto en Puerta Tierra como en el Casco Antiguo, a pesar de que algunos centros educativos tienen casi metidos encima a coches y estacionamientos. Operaciones más sencillas como pintar en la calzada rutas para acceder a los colegios con seguridad (basta ver lo realizado por el Ayuntamiento de Cádiz) tampoco se han tenido en cuenta.

Una apuesta por la sostenibilidad, por la mejora medioambiental y por la peatonalización está directamente unida con la mejora del transporte público urbano. El gobierno de José María González puso en marcha el proceso de redacción de un pliego de condiciones para adjudicar este servicio (el primero en su historia, aunque pueda parecer sorprendente), pero en sus ocho años de gobierno no fue capaz de sacarlo adelante. El gobierno de Bruno García agota ahora la mitad de su mandato y en estos dos años tampoco ha logrado terminado lo iniciado anteriormente. De esta forma, la ciudad aún tiene en sus calles autobuses con más de veinte años de servicios, y líneas que necesitan una mejora.

También se perdió por el camino el proyecto de arreglo de las paradas del bus urbano, que tenía fondos estatales para su ejecución. Se aduce cuestiones de circulación por la Avenida, pero lo cierto es que es simplemente indecente el estado de muchas paradas y la falta de espacio que para los usuarios hay también en buena parte de ellas.

La conexión, peatonal, de la ciudad y su muelle

La apuesta por la ciudad peatonal también mira con expectativa el proyecto de unión entre la ciudad y su muelle. La liberalización del suelo portuario tanto del Muelle Ciudad como del muelle de contenedores ampliará la trama urbana en más de 300.000 metros cuadrados de suelo, algo inimaginable hace una década. Más allá de los contenidos que se le den (el Muelle Ciudad sí tiene ya el diseño de la Autoridad Portuaria con espacio peatonal y espacio para la hostelería y el ocio), la conexión con el casco histórico debería de integrarse en el Cádiz del siglo XXI que supone apostar por la sostenibilidad urbana.

Aquí juega un papel esencial, y lo hemos dicho en muchas ocasiones, el paseo de Canalejas. El éxito de la peatonalización de la plaza de San Juan de Dios (con motivo de los fastos del Bicentenario de la Constitución de 1812) unido al de la plaza de España (que ya ha dado vuestra de su potencial, todavía sin aprovechar lo suficiente), debería de crear en una lógica urbana un gran espacio público conectando todos estos recintos. Y ya puestos, con seguimiento con el reformado Paseo de la Punta de San Felipe por un lado; Argüelles y la Alameda por otro; y el futuro parque de la Estación por un tercer extremo.

Todo es, al fin y al cabo, tener la idea clara de una ciudad moderna donde manden sus ciudadanos de a pie. Un diseño urbano que nos debería de poner al mismo nivel que las capitales europeas más avanzadas. Dar un parón a todo ello significaría retrasar un desarrollo urbano esencial para nuestra supervivencia.

  • Diario de Cádiz
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#LaConstrucciónEsParteDeLaSolución

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