- El Ayuntamiento y el Colegio Oficial de Arquitectos convocarán un concurso de ideas para la reurbanización y rediseño de la Alameda más de 15 años después
Una alameda es sitio o paseo poblado de álamos o árboles de cualquier clase. Esa es la definición básica del Diccionario de la Real Academia Española (RAE) con sus distintas acepciones. A partir de ahí, de esa razón de ser, urbanísticamente pueden elaborarse multitud de proyectos diferentes. Sevilla cuenta con una de las más antiguas de España y Europa, la Alameda de Hércules, uno de los enclaves más destacados y reconocibles de su centro histórico. Desde que en 1574 se desecara este brazo de río ha experimentado numerosas transformaciones, y la última pretende realizarla el alcalde, José Luis Sanz, a través de un concurso de ideas convocado junto al Colegio Oficial de Arquitectos.
Ambas instituciones quieren llevar a cabo anualmente un concurso de ideas, en cuya primera convocatoria se abordará la reurbanización y rediseño de la Alameda de Hércules más de 15 años después. Con el PGOU de 2006 se apostó por peatonalizar Sevilla y transformarla, siendo la Alameda una de las zonas que vivió una transformación impulsada por el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín como alcalde, en coalición con el grupo Izquierda Unida, concluida entre 2008 y 2009.
Este bulevar pasó de ser una zona degradada a una plaza peatonal con fuentes, bares, árboles, bancos o quioscos, donde también se incluyó un tanque de tormentas frente a las inundaciones o la reurbanización de calles del entorno. Aunque recientemente también ha estado en el foco por ser un punto habitual de concentración de aficionados de fútbol, por existir un clima de inseguridad denunciado por vecinos de la zona, o por la alta presencia de veladores, muchos excediéndose de la licencia concedida.
“La Alameda se perdió con el proyecto para renovarla y habría que hacer uno que vuelva a sacar su historia”, valora el arquitecto Antonio Barrionuevo, responsable de la remodelación de los jardines de Cristina en Sevilla, del parque periurbano Olivar del Zaudín de Tomares, o del Muelle de Nueva York. “Los espacios de esa naturaleza tienen un carácter desde su formación. Este era un espacio casi exterior dentro del interior de la ciudad, abierto, lúdico y de concentración ciudadana”, prosigue Barrionuevo, y ahora “está lleno de veladores”.
El arquitecto e historiador Carlos Plaza, profesor titular de la Escuela de Arquitectura e investigador principal del Plan Director del Patrimonio Histórico Municipal encargado por el Ayuntamiento en 2020, coincide en que “la condición natural de la Alameda es inevitable”. “Requeriría que fuese para aquello para lo que fue proyectado, como una gran área natural. El proyecto actual no lo ha conseguido del todo. Es necesaria para el encuentro social durante el día en un clima como el nuestro. Muchas veces no cumple la función de ser un lugar habitable, no es un refugio para socializar”, expone.
Para Javier Navarro, doctor Arquitecto por la Università di Roma La Sapienza y la Universidad de Sevilla (donde ha sido profesor de Urbanismo), la decisión es “sorprendente” porque “otros barrios son más urgentes desde el punto de vista climático”. “Además el proyecto actual solo tiene 20 años y es de autores referentes en la Arquitectura, lo que aporta valor añadido. Puede haber problemas de convivencia o de mal uso, pero no desde el punto de vista urbanístico”, defiende.
- El Correo de Andalucía