Temor a una burbuja de precios en las adquisiciones de infraestructuras

Temor a una burbuja de precios en las adquisiciones de infraestructuras

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LA PRÓXIMA FUSIÓN

Roberto Casado

La pasada semana, el fondo francés Antin Infrastructure Partners recibió las ofertas indicativas por Lyntia, su empresa española de redes de telecomunicaciones. EQT, a través de su filial ZayoArdian (con Adamo), MacquarieOniviaAXABrookfieldOmers y AustralianSuper son algunos de los candidatos a comprar alguna de las dos unidades en que se ha dividido la firma de fibra óptica, en una transacción que puede superar los 3.500 millones de euros.

El fuerte interés despertado por Lyntia es un reflejo del boom que viven este tipo de activos. En diciembre, KKR acordó pagar 1.000 millones por el 49% de Reintel a Red Eléctrica. Un importe similar pagó Ardian por Adamo. El grupo Telefónica, que el año pasado vendió las torres de Telxius a American Towers por 7.600 millones, también quiere aprovechar esta bonanza al sacar a la venta un 45% de su red de fibra rural, participación que los analistas valoran en 850 millones.

No solo las infraestructuras de telecomunicaciones están en boga. En energía, cada vez se pagan valoraciones más altas por los operadores de energías renovables, como sucedió con Eolia o con diversos activos donde Repsol va incorporando socios. Las redes gasistas también han ganado adeptos, como demostró JPMorgan al comprar al final de 2021 un 20% adicional en Nortegas. Macquarie y British Columbia Investment acaban de adquirir el 60% de la red gasista de National Grid en Reino Unido por unos 6.500 millones de euros. Naturgy aspira a reforzar su valoración con el plan anunciado para segregar sus activos de infraestructuras.

Hay voces que alertan de los elevados precios que se están pagando por estos activos, lo que deprime la rentabilidad de los compradores. Según un informe de la consultora McKinsey, el retorno de los fondos de infraestructuras en los nueve primeros meses de 2021 fue del 6,2%, frente al 7,4% de 2020 y la media histórica del 8,6%.

¿Qué explica el incremento de las valoraciones?

Los expertos ofrecen dos razones. La primera es que la larga etapa de bajísimos o negativos tipos de interés ha hecho que grandes inversores de perfil muy conservador (como planes de pensiones y aseguradoras) hayan reducido sus carteras de bonos, al no darles rentabilidad. A cambio, han encontrado en las infraestructuras un activo relativamente seguro que les puede dar cierto retorno a muy largo plazo para equilibrar las obligaciones con sus clientes. Al aspirar a unas ganancias anuales moderadas, pueden pagar más por los activos.

Esa ola de dinero hacia los fondos de infraestructuras es evidente: recaudaron 137.000 millones de dólares (unos 125.000 millones de euros) en 2021, un récord histórico, según Prequin. Ante esta bonanza, además de firmas especializadas como Antin, la estadounidense GIP, la australiana Macquarie o la española Asterion, grandes gestoras de capital riesgo como KKR y EQT han lanzado vehículos de infraestructuras, y las propias aseguradoras o fondos de pensiones invierten directamente.

La segunda razón de la rivalidad por comprar infraestructuras llega por las grandes tendencias macroeconómicas, como la digitalización, la transición energética y la importancia de las cadenas logísticas de suministro. Los activos que dan soporte a esos sectores, que antes ya eran clave, lo son más tras la pandemia y la guerra en Ucrania.

Ante la rivalidad por las empresas estratégicas, cada vez más negocios adyacentes se consideran asumibles por los fondos de infraestructuras, como demuestra la entrada de Apollo en la empresa española de transporte de mercancía Primafrio.

La cuestión que ahora se plantean algunos analistas es si todo ello ha provocado una burbuja de precios que puede pincharse, ante una nueva etapa de subidas de tipos de interés e inflación (que exigirá obtener mayores rentabilidades) y una esperada normalización económica tras el Covid y el conflicto ucraniano.

Según el gestor de un fondo del sector, “la cosa se puede poner más difícil con valoraciones que tienen que bajar si hay menos deuda y más cara, y el coste del capital sube por el riesgo”.

Pero la evolución puede ir por barrios. Operadores o concesiones con retornos ligados a la inflación o con buen crecimiento pueden seguir pagándose caros. Los demás, podrían vivir un ajuste, como sucedió con los activos de transporte en la pandemia.

  • Expansión
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