- Conservar y restaurar todos los elementos que lo componen.
- Dignificar su aspecto, respetando sus valores histórico, artístico y patrimonial.
- Proyectar una actuación sostenible mediante la aplicación de programas de mantenimiento.
Patrimonio aprobó el pasado 17 de septiembre esta intervención, en este espacio singular del Real Alcázar que presenta un deterioro producido por la humedad -con pérdida de adherencia de algunos materiales-, así como modificaciones y cambios estéticos resultantes de las distintas intervenciones que afectan al aspecto visual de la edificación.
El plan de conservación aprobado incluye, además de un estudio histórico sobre el monumento, un minucioso trazado de ejecución en el que se plantea las bases tanto teóricas como metodológicas.
Por un lado, considera al Cenador de Carlos V del Real Alcázar de Sevilla como unidad indivisible con un documento único de intervención y, por otro lado, se fundamenta metodológicamente en el conocimiento adquirido a través de una investigación realizada desde muy distintos aspectos: histórico, incluida las más recientes de carácter arqueológico, constructivo, estructural, científico y patológico, lo que finalmente determina las diversas actuaciones a llevar a cabo. Los trabajos se acometerán sobre todas las partes de la construcción, interior y exterior, incluyendo la globalidad de sus elementos.
Además del conveniente seguimiento arqueológico de las obras de ejecución, la Comisión Provincial de Patrimonio ha solicitado la presentación de una memoria final describiendo la naturaleza, alcance y resultados de unos trabajos que, dado la complejidad tanto de la edificación como de su conformación y tratamiento, establecen también en su ejecución una nomenclatura específica, a modo de tesauro propio.
Cabe destacar que el estudio histórico presentado recoge como el Cenador de Carlos V tiene un posible origen en una qubba abadí, identificada en las recientes investigaciones arqueológicas realizadas. Así, este monumento ofrece una peculiar combinación de elementos de tradición musulmana con otros de claro origen renacentista.
El plazo máximo de ejecución del contrato se ha fijado en 12 meses. Se estima que los trabajos comenzarán el 1 de enero de 2026 y deberán quedar terminados el 31 de diciembre de 2026.
La urgencia y relevancia del contrato se ven reforzadas por una efeméride histórica: en el año 2026, se cumple el quinto centenario de la boda del Emperador Carlos V con Isabel de Portugal, celebradas precisamente en el Alcázar.
Dada la naturaleza patrimonial monumento, el equipo humano adscrito a la obra debe ser multidisciplinar y contar con personal altamente especializado. El compromiso de dedicación de medios personales incluye, como mínimo:
- Un jefe de obras (arquitecto o arquitecto técnico) con un mínimo de 15 años de experiencia y que acredite haber realizado al menos 3 intervenciones integrales en edificios BIC o Patrimonio de la Humanidad en los últimos diez años.
- Un restaurador especializado en madera, con un mínimo de 10 años de experiencia.
- Un restaurador especializado en cerámica, con un mínimo de 10 años de experiencia.
- Un restaurador especializado en piedra, con un mínimo de 10 años de experiencia.
- Un oficial carpintero especializado en carpintería estructural histórica de lo blanco, con un mínimo de 10 años de experiencia.
- Un historiador con un mínimo de 10 años de experiencia en estudio e investigación de bienes culturales de análogas características.
Una vez finalizadas las obras, el contratista deberá entregar, además de la documentación técnica habitual, un reportaje documentado y la producción de un video documental que recoja un recorrido visual y artístico de los trabajos, destacando el vínculo del edificio y su proyección cultural a nivel internacional.