Las diputaciones darán prioridad a reducir las fugas de agua en los pueblos
- Los presidentes de las instituciones provinciales se citan en Antequera convocados por el Grupo Joly para debatir la mejor gestión de los recursos hídricos
- Desayuno de Redacción: “Presente y futuro en la gestión del Agua en Andalucía”
El diagnóstico de la situación ha sido similar a pesar de la enorme diversidad de Andalucía y de los diferentes colores políticos. Los presidentes de las diputaciones andaluzas entienden que las políticas de la gestión del agua son las prioritarias precisamente ahora que los pantanos andaluces están más o menos llenos. O lo están de manera irregular porque no es igual la situación de Sevilla, con un 90% de reservas, que la de Almería, que tiene los pantanos al 11%, por poner los dos extremos.
Convocados por el Grupo Joly y con el patrocinio de Hidralia, los presidentes de las diputaciones andaluzas debatían en Antequera sobre el Presente y el futuro de la gestión del agua en Andalucía, un foro de diálogo institucional enmarcado dentro de los Desayunos de Redacción que organiza el grupo. El consejero delegado ejecutivo de Hidralia, Marcos Martín, agradecía la presencia de los presidentes para debatir sobre las infraestructuras hidráulicas necesarias “para poder asegurar el futuro de nuestras provincias”.
Y no hubo pacto de Antequera pero casi, porque los presidentes coincidían en que el primer problema que se debe abordar es el de la fuga de agua en las redes de distribución municipales, una situación demasiado habitual sobre todo en los pueblos más pequeños con unas infraestructuras defectuosas que, además, los respectivos alcaldes no han tenido entre sus prioridades. El presidente de la Diputación de Almería, Javier Aureliano, lanzaba una propuesta ambiciosa: “La Junta de Andalucía debería hacer una orden en la que se pida un determinado nivel máximo de pérdidas de agua en las redes de distribución, y como esté por encima del 30%, los ayuntamientos sólo puedan gastarse el dinero en eso. Planteo que sea un certificado obligatorio como se pide, por ejemplo, estar al día en las cuotas de la Seguridad Social para acceder a ayudas o subvenciones”.
Coincidía en el fondo del debate el sevillano Javier Fernández, por cierto el único socialista en el desayuno (todos los demás son del PP) ya que su compañero de filas y presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes, no pudo acudir por estar inaugurando Expooliva, una de las ferias más importantes del sector. Fernández defendía que la sequía hay que abordarla precisamente ahora, cuando hay agua. “Todo el mundo tiene muchas cosas que hacer, los ciudadanos, también, y nosotros debemos incentivar la concienciación para afrontar debates del futuro como el uso de aguas regeneradas y gastar menos agua. Porque la verdad es que se nos va mucha agua por no tener las conducciones en condiciones”.
La situación en Córdoba, donde 80.000 vecinos han estado sin agua corriente y la Diputación Provincial la ha tenido que suministrar con garrafas, hizo la intervención de Salvador Fuentes muy crítica. “Hemos fracasado todos en la política hidráulica, es tercermundista”, decía para plantear un debate complicado en términos políticos pero en el que también coincidieron todos los presidentes de las diputaciones: el precio del agua, un coste actual que mucho más elevado de lo que abonan los ciudadanos en sus recibos. “¿Cuánto cuesta un metro cúbico de agua del grifo?, infinitamente superior a lo que se paga y no hay más que compararlo con lo que cuesta una botella de un litro en un supermercado”, apuntaba. Una de sus principales aportaciones fue la necesidad de priorizar las obras en los municipios, donde los alcaldes reclaman vistosas instalaciones deportivas “piscinas olímpicas o pistas de pádel”, mientras las infraestructuras hídricas están en mal estado, perdiendo agua.
Andalucía, diversa con problemas comunes
En la provincia de Cádiz hay 550 kilómetros de tuberías de agua en mal estado, según afirmó la presidenta del ente provincial, Almudena Martínez, y todo eso, además, teniendo en cuenta el importante polo industrial del Campo de Gibraltar que necesita de ese agua. “Perdemos entre tres y cuatro hectómetros cúbicos al año de agua por el mal estado de las tuberías”, explicaba la presidenta.
Y precisamente el agua para el uso turístico fue una de las referencias del presidente malagueño, Francisco Salado, quien no comparte, “respetando la decisión de los alcaldes”, la propuesta de abrir todas las duchas y los lavapiés en las playas de la Costa del Sol Occidental. “Debemos ahorrar agua ahora y prepararnos para cuando venga la sequía y hay que hacer un ejercicio pedagógico teniendo en cuenta precisamente que el turismo cada vez valora más los destinos sostenibles y ecológicos”.
A lo largo del debate entre los diferentes presidentes, que estuvo moderado por el director de Málaga Hoy, Antonio Méndez, anfitrión del Desayuno de Redacción, los presidentes mantuvieron un tono cordial de debate en un encuentro institucional donde pusieron los problemas de los ciudadanos encima de la mesa. “En las diputaciones nos llevamos muy bien, tenemos las mismas preocupaciones”, decía al final del encuentro el presidente onubense, David Toscano.
Uno de los asuntos que se puso sobre la mesa fue la situación real que viven los pueblos pequeños de Andalucía. Frente a los retos de la digitalización y los avances tecnológicos, el presidente de Granada, Francisco Rodríguez, recordaba que hay alcaldes que, cuando se va de vacaciones el operario de servicios municipales, tiene que ir a clorar el agua del pozo de abastecimiento o a encender los correspondientes interruptores para que funcionen las bombas que llevan el agua.
En un debate sobre agua no faltó una referencia a Doñana,en el foco de todas las miradas por la situación crítica de los humedales y el acuífero en los últimos meses. Desde la cercanía de la Diputación, David Toscano lo veía de otra manera: “Se ha criminalizado a los regantes de Doñana; parece que los agricultores son el diablo pero porque se trata de evitar que los frutos rojos lleguen a Europa, porque tienen una enorme calidad. Hay un gran acuerdo por Doñana y todos estamos trabajando para que no tenga la más mínima mácula”.
En el diálogo que mantuvieron, diálogo en el mejor sentido de la palabra, con intercambio de pareceres y respeto, los presidentes de las diputaciones celebraron la puesta en común, un diagnóstico similar, problemas parecidos y, lo mejor, bastante consenso a la hora de abordarlos.
“Somos el 112 de los pueblos, pero no sus cajeros”
La frase la pronunciaba el presidente de la Diputación de Almería, José Aureliano, “las diputaciones somos como el 112 de los pueblos”, afirmaba entre el asentimiento de todos sus homólogos durante el diálogo que han mantenido en Antequera. “Las diputaciones son la institución que garantiza las políticas de costura, las de cohesión y las que tratan de evitar la despoblación”, apuntaba el sevillano Javier Fernández. Y, en ese mismo sentido se pronunciaban el resto de presidentes provinciales defendiendo una gestión que entienden que es ágil, incluso más que las delegaciones territoriales de la Junta de Andalucía, y que consideran fundamental para vertebrar la comunidad autónoma. Desde Cádiz, Almudena Martínez explicaba que en su provincia hay miles de habitantes en entidades locales autónomas (ELA), “tienen muy limitados sus recursos, nosotros somos el pulmón de los municipios más pequeños”. Y a esto se suman los planes de empleo, de medio ambiente, el deporte, la cultura y formación. Y Salvador Fuentes, el presidente de la institución provincial de Córdoba, ponía el foco en la importancia que tiene el cobro de los tributos, “que de otra manera tendrían difícil cobrar pero que son vitales para los servicios públicos”. Pero también insistía en una idea que contó con la unanimidad de los presentes, “no somos los cajeros automáticos de los ayuntamientos”. Respetando la autonomía de los alcaldes, los presidentes abogaron por un uso más racional de los recursos públicos defendiendo también una gestión más responsable de los alcaldes, quienes deben reclamar ayuda económica mirando más allá de las próximas elecciones.